La aterradora vuelta del amor en la puerta de su casa. El deseo irrefrenable de poner todas las cerraduras ante la proximidad de su entrada. Uno, dos, tres pasos atrás, la respiración agitada, ¡oh, no! ¡panic attack!
Cómo sanar la dificultad de volver a creer, no en el algo sino en el alguien… de volver a sentir con la misma inocencia en que se sintió años atrás, sin prevenciones, sin prejuicios, sólo por el placer y alegría de sentir una fuerte atracción por alguien. Y ahora llegan ambos al mismo teatro un tanto golpeados y desajustados y ante la presencia de algo que parece será especial el pánico los atrapa y optan por la negación, una respuesta tibia ante el hecho inusitado de querer huir… una breve evasión a través de una excusa sin importancia, como cuando ella decide no responder a sus mensajes en el teléfono, sólo porque preferiría que el libro que lleva en sus manos le importara más que lo que su interlocutor en espera tiene para decirle.
¿Quién acaso desea vivir el encanto de dejar besos en algún papel pegado sobre la puerta de la heladera? ¿Quién ante el disfrute de su independencia desea compartir el café caliente en la mañana? ¿Por qué se le ocurriría siquiera necesitar sentir el aire cálido de la respiración de un ser humano compartiendo su mismo lecho? ¿Por qué querría dejarse atrapar de nuevo?
Pretender encontrar el objeto perdido entre ríos de objetos perdidos y al hallarlo por fin ya no quererlo más, como si fuese tan sólo un capricho más del corazón y de la vida. ¿Dejar de pensar? sí, pero ¿dejar de... sentir?
Pretender encontrar el objeto perdido entre ríos de objetos perdidos y al hallarlo por fin ya no quererlo más, como si fuese tan sólo un capricho más del corazón y de la vida. ¿Dejar de pensar? sí, pero ¿dejar de... sentir?
Había vuelto a sentir el impulso de escribir algo más que sus acostumbrados textos académicos, esa era en sí misma una señal de alerta. Su mundo casi perfecto, otra vez, en riesgo. Y ahora indefensos, atrapados y completamente envueltos en un matorral de emociones se ven enfrentados cara a cara, viéndose cada uno reflejado en el rostro del otro; temerosos de soltarse y deseando a la vez tener la fortaleza para volar lejos. Es lo que sucede después de cierta edad cuando se percibe que el amor anda suelto y está muy cerca. ¿En qué momento permitieron que saliera del refugio que ambos le habían edificado algún día?