2012
Te quiero y me quieres porque nos idealizamos en cada escondrijo
de nuestras memorias distantes, porque no me tienes y yo tampoco te tengo.
Porque nos tuvimos un poco, sólo un breve fragmento de este tiempo
inconmensurable, y ya nunca más te tendré.
Porque te negué y te he negado tantas veces, sabiendo que
estás instalado en mí por siempre. Porque nos reconocimos y no tuvimos la
valentía de aceptarnos; y jamás un “te amo” fue ni será parte de nuestro
lenguaje compartido.
Hay tantos “por qué” que no terminaría de mencionarlos y te
voy a seguir extrañando. Tuve mucha suerte de haberte vuelto a encontrar en
medio de tantas distancias, desde oriente hasta este occidente. Y apenas con
los años voy comprendiendo por qué y voy descifrando las coincidencias y lazos
que nos han unido desde mucho atrás, desde siempre.
Todo contigo se expresa en tiempos inconexos, en momentos
fragmentados y desmedidos. Sólo puedo hablar de eternidad, de “nuncas” y de “siempres”,
así de impreciso es lo que nos une, así de existente como de inexistente.
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